Hace un rato me enviaron una publicación de una de las entrevistas que me hicieron aquí en Chile. Llegué a la sección de comentarios, intuí que no era buena idea leerlos, pero igual lo hice. Eran horribles. Me puse a llorar.
Sabía que esos mensajes iban a llegar. Hagamos lo que hagamos, aunque le pongamos todo el amor y lo hagamos de la manera más honesta, y aunque seamos tan cuidadosxs como podamos en la manera en la que expresamos cada cosa que decimos, siempre habrá gente a la que no le gusta lo que hacemos.
En lo que comparto hay muchos temas que no solo tienen que ver conmigo y que incomodan a muchas personas que no quieren hacerse ciertas preguntas, o no consideran válidas las maneras en las que yo me las hago. Sé que compartirlo me pone en un lugar vulnerable y sé que llegar a más gente me convierte, también, en un “blanco fácil” para quienes sienten que necesitan descargar su frustración con personas que no conocen, o para quienes sienten que lo que sea que les está pasando es culpa de la gente que piensa y actúa como yo, y que deben “corregirlo”. Eso me asusta, para qué lo voy a negar.
Pero no quiero tener miedo de seguir compartiendo, porque sé las personas que reciben todo esto con el corazón abierto son muchas más. Así que quiero hacerme este recordatorio y lo dejo para cualquier otra persona a la que le pueda resultar útil: todxs tenemos sombra. Todxs tenemos partes “ocultas” en esa sombra, que no conocemos bien, que están llena de cosas que nos asustan y nos duelen. Todxs actuamos a veces desde ahí… y eso incluye a quienes dejan comentarios horribles en internet. Muchas veces no sabemos ni siquiera dónde están nuestras heridas así que las proyectamos en cualquier parte. Y cuando hay alguien visible que está diciendo algo que nos incomoda y nos duele, pues es muy fácil proyectar todo ahí.
Controlar esos comentarios no está en mis manos. Lo que sí está en mis manos es reconocer que ese resentimiento anónimo no es conmigo, y aprender a ser compasiva también con la sombra de esas personas.
No es tarea fácil, pues ya me cuesta bastante ser compasiva con la mía propia. Pero bueno… por alguna parte hay que empezar ✨