Llorar lo que hay que llorar

LLorar lo que hay que llorar

Personal

Desde hace tiempo tengo una sensación que, a pesar de ser constante, no aparece de frente sino que se manifiesta más bien como un ruido de fondo. Es como una vocecita que me dice que nada tiene sentido, que cómo voy a escribir sobre consumo responsable si el gobierno colombiano está asesinando niños, o cómo voy a hablar sobre la basura si en las manifestaciones en Chile montones de personas están perdiendo sus ojos o, básicamente, cómo voy a seguir con mi vida si todo parece estar colapsando a mi alrededor.

El asunto es que la crisis forma parte de la realidad. A veces nos pega más cerca, otras veces más lejos, pero siempre está en alguna parte: están “cayendo” bombas del cielo en Siria, o se están desplazando comunidades enteras en Tuvalu por el aumento del nivel del mar, o hay incendios gigantescos en California y en Australia… en fin. En medio de todo eso, y por mucho que nos solidaricemos con todos los seres que sufren esas crisis, no nos queda más remedio que seguir con nuestra vida y con la “normalidad” (sea lo que sea que eso signifique para cada unx).

Pero a veces siento que no soy capaz. Siento que me hace falta un manual de instrucciones para navegar ese vaivén entre “la crisis aparece en cualquier parte” y “la vida sigue”. Pero ese manual no existe y, en todo caso, cada quien necesita cosas diferentes para mantenerse a flote.

—–

Desde hace unas semanas he sentido una molestia en los ojos. Siento que se me cansan más rápidamente y que veo con menor claridad. Me revisó un oftalmólogo y me dijo que tengo los ojos un poco secos, así que me mandó un tratamiento de un mes de lágrimas artificiales.

En una época en la que siento tanta necesidad de llorar, estar sufriendo de ojos secos y tener que ponerme lágrimas de mentira me parece un chiste.

¿Será ese el manual de instrucciones? Tal vez lo que necesito —y lo que necesitan mis ojos— en este momento es llorar. Necesito seguir con mi vida, por ahora, llorando; hasta que sea capaz de seguir de otra manera.

Tal vez lo que todxs necesitamos es llorar más. Dejar que las cosas duelan y entender mejor el dolor para poder reaccionar. Eso. Lloremos lo que hay que llorar.