Antibióticos

Antibióticos

Comer + plantas, Reflexiones

Estoy tomándome estas pastillas. Son un antibiótico que viene con inhibidor de β-lactamasas, para hacerle frente a las bacterias que tienen resistencia a los antibióticos convencionales. Son pastillas que no son ya del futuro que nos espera, sino de este presente de caos ecosistémico que inventamos.

¿Por qué hay bacterias resistentes a antibióticos? Por diversas causas, pero una de las principales es (redoble de tambores) la ganadería y la industria de producción de alimentos de origen animal.

De acuerdo a la web Our World in Data, “El uso de antibióticos para el ganado excede en gran medida el uso para humanos, […] es probable que represente aproximadamente el 70-80% del consumo total”. Eso quiere decir que ponemos casi todos los antibióticos que producimos en vacas, cerdos, pollos, peces, etc., para prevenir enfermedades (porque viven hacinados, viviendo sobre su propia mierda), para tratar infecciones (que se generan por el daño que se hacen entre ellos o a sí mismos por el estrés que les genera esa situación de encierro) y para promover el crecimiento (o sea, para que sean más rentables más rápidamente). Por supuesto, lo de evitar y tratar enfermedades no es precisamente porque haya una preocupación por su bienestar, sino porque un animal enfermo no es rentable, y un animal que se muere antes de tiempo, tampoco.

Como si eso fuera poco, la caca y la orina de esos animales bombardeados con antibióticos van a parar a la tierra y a fuentes de agua, y de acuerdo a un equipo de investigación de Virginia Tech, “esto cambia drásticamente la composición bacteriana y fúngica del suelo […] las comunidades microbianas del suelo son importantes para mantener servicios ecosistémicos como la regulación del clima, la fertilidad del suelo y la producción de alimentos. Las perturbaciones, como la exposición a antibióticos, pueden tener efectos marcados en los microbios del suelo y en estos servicios.”

Ahí les dejo ese dato. Y una petición, por el bien de todxs: dejen de comer carne. O por lo menos redúzcanla radicalmente. En un mundo hiperconectado (y en crisis) la alimentación no es una decisión personal, porque su impacto no se reduce a lo personal.