Mañana es mi cumpleaños. Es la primera vez que cumpliré años estando en cuarentena. Son unos días muy raros pero mi situación —al menos por ahora— es tranquila, y me siento agradecida por tener mis necesidades básicas cubiertas y por sentirme en tan buena compañía.
En mis cumpleaños siempre me acuerdo de una frase que le dije a mi mamá cuando estaba chiquita; ella anotó en un cuaderno y así la guardó para mi yo del futuro. Le dije: “siquiera fui yo la que nació, y no otra niña”. Me parece una expresión muy clara y muy bonita de mi agradecimiento por existir.
En los últimos años he pasado por varios momentos en los que se me olvida ese agradecimiento. Pero ahora, en medio de esta situación extraña, lo tengo muy presente y lo quise expresar aquí, públicamente: me quiero, me celebro y me alegro mucho por existir.
Mañana, cuando sople una vela de cumpleaños, pediré un deseo. Sé que dicen que los deseos no se cumplen si uno los cuenta, pero este es un deseo que solo se cumplirá si logro contárselo y contagiárselo (palabra interesante en momentos de pandemia) cada vez a más gente: deseo un planeta habitable, para mí, para las personas del presente y del futuro, para los animales del presente y del futuro, para todos los seres del presente y del futuro.
Deseo que la vida me alcance para ver sociedades diferentes, para ver una humanidad que no esté en guerra con el resto de la naturaleza, que entienda sus propios límites y los límites del planeta del que forma parte, que reconozca su animalidad y que sepa tratar bien a los otros animales. Deseo ser parte activa y decisiva de esos procesos de transformación colectiva. Deseo hacerlo aprendiendo a cuidar de mí misma.
Y ya. En la foto estoy yo, no sé de cuántos años. Tenía una piyama de “My Melody” y me estaba comiendo… ¿una galleta? ¿Una arepa? La cobija que está doblada a mi lado es la cobija con la que sigo durmiendo hoy en día.
Me veo ahí y pienso: siquiera fui yo la que nació, y no otra niña.
Fin 🐇